Tercer capítulo.

Tonterías

El domingo pasó muy tranquilo, fue a la casita que tenían sus abuelos dónde había un huerto y muchos animales, Olalla adoraba a los gatos. Cuando llegó a casa eran las 16:30 de la tarde y lo primero que hizo fue irse a su cuarto. Era lo suficientemente grande como para caberlo lo que realmente necesitaba, se sentó en su silla y encendió la pantalla del ordenador, se metió rápidamente al tuenti y se encontró con una petición de amistad, 2 comentarios, una etiqueta y más de 50 comentarios en fotos. Seguidamente fue rápidamente a la petición, era de un chico del instituto, lo conocía, le había visto y tenían amigos en común, le aceptó. Comentarios, no se lo podía creer, uno era de Celia:

“¡Oli conéctate al chat ya, corre!”

El otro era de Raúl:

“Loka!!!! Sí que voy ;)”

Se olvidó de la etiqueta y de los comentarios y se echó en la cama y en esos momentos se le salió el corazón, y se rayó tanto que se puso a escribir en un cuaderno todo lo que había vivido cerca de él, como le hacía sentir y esos ojos, esos estúpidos ojos de siempre, pudiesen mirarle de otra menera aún le ponía más nerviosa y se estaba ilusionando demasiado...

En toda la semana Raúl no le dirigió palabra, cosa que aún le hacía estar más nerviosa y Celia sentía que le ocultaba algo, pero no se imaginó nada extraño, posiblemente alguna idea para la celebración del sábado. A sí que no quiso darle más vueltas y se decidió dejarlo de lado y se abalanzó sobre la mesa dónde estaba Raúl

-Oye tú…- Dijo descaradamente.

-¡Loca! A ver ¿qué quieres?-Dijo sin expresión ninguna.

-Tema sábado, a las 20:30, debajo de mi casa.

-Ey quieta, no sé si iré al final-sin si quiera mirarla a los ojos.

-Mmm…y ¿cuándo lo vas a saber?-dijo suspirando.

-Pues loca, no lo sé, pero si puedo te aviso-dijo haciendo un dibujo en un cuaderno.

-Loco tú-y se quedó tan ancha.

Era viernes y estaba desquiciada, no sabía ya ni que hacer para sacarle el tema, pero le parecía que si le decía algo sería una pesada, y de eso nada, ella todo pero ¿pesada?, ni hablar el no podía enterarse por ningún medio que ella sentía algo minímamente por él, no había razones, simplemente porque no.